Me la bufa. Perdonen la brusquedad, pero es que me la bufa. Me la bufa el nacionalismo español, el catalán, el vasco, el gallego, el andaluz, el extremeño o el que sea. Me la bufan los unos y los otros y sus maneras mandrilescas: ahora te enseño los dientes ahora te lamo el culo hasta ponértelo en carne viva. Me la bufan el Rey y sus discursos de gramola, y me entra la risa del esperpento al verlo salir por la tele vestido de galas militares saludando a generales un día después de su carta de aprendiz de El Príncipe; me parto la caja, y me la bufa. Me la bufan las lágrimas de Esperanza y espero que los mastines de la Merkel le echen el guante y la despedacen; a ella y a todos los de su calaña, desde el primero hasta el último, pues la izquierda, la derecha, el adelante, el detrás, el un-dos-tres y todos estos politicastros de Yenka me la bufan. Y, sí, me la bufa que sean los Men in Black los que acaben cortando el bacalao mientras alguien tenga los cojones de hacer la limpieza de tanta casta y tanto clan de canallas, sanguijuelas y sinvergüenzas que aquí no hemos sido nunca capaces de hacer. Porque a mí, a estas alturas de la película humana, qué quieren que les diga, las soberanías nacionales, me la bufan. Todo lo que no sea hablar de especie y planeta hacia arriba me da la sensación de déjà vu –siempre el mismo, para mayor tedio–, me aburre más que la jaula de las tortugas del zoo y, además, me la bufa. Y ya que me pongo, me la bufa el integrismo islámico, el cristiano-católico-apostólico-romano, el protestante, el semita o el antisemita, me la bufan los budistas, los taoistas o los hare krishna, sus maneras cerriles, su exasperante falta de cintura y de sentido del humor. Que yo los respeto todo lo que haga falta, que sí, pero que sus rezos se los paguen ellos y que no toquen los huevos con sus trifulcas, porque me la bufan.
Que nos la están metiendo doblada, señores, que se llevan los dineros a espuertas, en nuestra puta cara, y las ratas saldrán corriendo a la primera de cambio; que dos más dos son cuatro por mucho que cambien el sistema educativo; que si nos dejamos marear con tanto estiércol humeante, nos vamos a sacar los ojos entre esclavos y vamos a estar comiendo mierda hasta el día del Juicio Final por la tarde... La cabeza fría, ármense de paciencia, buen humor, no dejen de pedalear, no pierdan de vista la bolita y hagan caso del indiscutible rey de las pistas:
Y al que no le guste, me la bufa.